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La orientación a resultados es una competencia vital para los equipos de hoy y del futuro. La necesidad de ser rápido y ágil en el mercado significa que aquellos individuos y organizaciones que duden a la hora de actuar, serán superados. La mayoría de los trabajadores exitosos poseen esta cualidad como una de sus fortalezas.
Igualmente, la Administración del Tiempo es uno de los recursos más apreciados cuando nos enfocamos en obtener resultados. Sin embargo, el tiempo un bien que no se puede ahorrar, avanza y es imposible de recuperar.
Para aprender a valorar el tiempo y a planificar mejor su uso, es imprescindible:
- Identificar metas, objetivos y prioridades.
- Conocer las mejores prácticas en cuanto a organización y planificación del tiempo.
- Conocer el ciclo vital de trabajo y adaptar la planificación del tiempo.
- Seleccionar las estrategias más idóneas para alcanzar las metas.
- Lograr que estas habilidades sirvan en todos los ámbitos de nuestra vida.
Podemos cambiar nuestros hábitos:
En este sentido, los hábitos son patrones de conducta compuestos de tres componentes que se superponen: Conocimiento (saber), Actitud (querer) y Habilidad (poder). La primera decisión que debemos tomar para cambiar un hábito es evitar definirnos a nosotros mismos en términos de características y tendencias actuales. Los hábitos de la efectividad pueden ser aprendidos y los de la inefectividad desaprenderse.
¿Cuál es el objetivo?
Utilizando los objetivos, separa lo que necesitas hacer, en relación con lo crítico para cumplir la misión. Establece lo importante que tengas que hacer, lo que estaría bien hacer si sobrara tiempo y lo que no es crucial. Cuando te enfrentes a múltiples trabajos por realizar, aplica una forma de medición y establece prioridades orientadas a resultados.
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