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“La necesidad de la universidad corporativa no surge porque el conocimiento académico es insuficiente, deficiente o erróneo. Aún con una buena formación académica, pudiera ser necesario un perfeccionamiento en ciertas competencias según el caso. Es decir, no es la brecha la que genera la necesidad, sino la existencia de un ‘saber hacer’ que se precipita con relación a cada posición y que el proceso educativo formal desatiende”-Wenceslao Giménez Bonet Director Académico de Corporate Training
Sin duda alguna, la globalización lleva a las empresas a desarrollar a pasos agigantados sus habilidades en materia de desarrollo y competitividad.
El capital intelectual, como el activo intangible más importante en cualquier organización, se basa en el conocimiento disponible que posee la empresa y que debe ser capitalizado y transferido a aquellos trabajadores con el paso del tiempo. El gran reto es conseguir la mejor forma para gestionarlo.
Para lograr una adecuada gestión del conocimiento, que sea una fuente de creación de valor para la empresa, el primer paso es identificar el conocimiento que se genera en su interior, así como aquel que proviene del exterior para después, sistematizarlo y compartirlo entre todos los miembros de la organización, de forma tal de hacerlo compartido.
Quizás con este objetivo en mente, en 1961 surgió un modelo de capacitación que se ha perfeccionado en el tiempo, desde aquella primera experiencia en la que abrió sus puertas la Hamburger University de Mc Dondald´s, en Estados Unidos.
Las universidades corporativas son una herramienta eficaz para transferir los conocimientos y competencias requeridas por las organizaciones y su implementación implica el desarrollo de políticas y estrategias que hasta hace muy poco parecían ser de entera exclusividad de las entidades de la educación formal.
Uno de los diferenciadores más importantes entre la educación formal tradicional versus las universidades corporativas, radica en que estas últimas orientan sus esfuerzos instruccionales a la formación por competencias laborales, que dan efectiva cobertura a las necesidades de capacitación e incluso proyectan procesos a más largo plazo y de carácter permanente.
Y esto ha sido posible gracias al surgimiento de las nuevas tecnologías de la información y de las bondades de la Web 2.0.
Capitalizar lo que se tiene
“El papel de la tecnología es muy importante como medio para la transmisión del saber y la cultura.” -Alessandra Briganti, Secretaria General GUIDE Association
A través de las universidades virtuales los subsistemas de Desarrollo Organizacional pueden implementar planes de formación integrales, que favorecen el desarrollo de las personas y mantienen en alto los niveles motivacionales del personal.
En paralelo las empresas logran satisfacer sus requerimientos, cerrar brechas y obtener mejores indicadores de productividad y sobre todo cuidar su know how, ese adquirido a través de años y años de esfuerzo, dedicación y aprendizaje.
Una universidad corporativa es un espacio en el que se valida y se consolida la información de la organización, lo que permite a los nuevos ingresos conocer las particularidades del negocio y ayuda a quienes laboran en la empresa a mantener presentes los conocimientos indispensables para hacer sus tareas.
Peter Drucker dijo alguna vez que “La gestión del conocimiento puede contribuir a un mejor desempeño en un gran número de procesos empresariales, tales como la implantación de mejores prácticas y la mejora continua”. Ahora es más fácil y económico hacerlo, sólo hay que vencer el miedo y dar el primer paso.
El poder de una plataforma
Para la Gerente de Tecnoligía Ansise Segovia, quien dirige el área tecnológica de Formación2.0, la virtualización de los programas de capacitación y desarrollo, permite la optimización de los recursos, tanto de las empresas como de sus trabajadores, pero sin descuidar la atención personalizada que debe recibir cada persona.
El diseño de contenido a la medida debe conjugarse con una plataforma ágil y desde 2008 nosotros innovamos continuamente para ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes.
“Cada negocio tiene sus particularidades y por eso es muy importante saber escuchar al cliente. Nuestro sistema ha permitido que empresas del sector financiero ofrezcan formación a sus empleados en materia de servicio, de cultura de la eficiencia y legitimación de capitales; pero también para que empresas del sector eléctrico puedan mantener una oferta permanente de programas de inducción y la forma cómo hacen negocios en el sector, por citar dos ejemplos”.