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La innovación estratégica en los negocios, consiste en la habilidad de una empresa para generar valor a través de cambios (con impacto en los clientes y proveedores) por la introducción de un nuevo elemento, una nueva combinación de los existentes o como consecuencia de la utilización de tecnologías y reenfoques en su modelo de negocios.
Esta habilidad, normalmente se lleva a cabo mediante el desarrollo de nuevos productos o procesos, independientemente del tamaño de la organización. Es decir, una empresa podrá superar a sus competidores realizando actividades distintas (innovación en productos) o similares, pero de diferente forma (innovación en procesos).
Según la intensidad de los cambios llevados a cabo, así como el nivel de inversión realizada, se podrá alcanzar un mayor o menor grado de innovación estratégica.
El crecimiento y el tamaño de los mercados son los factores principales para propiciar que el surgimiento de una idea se transforme en innovación estratégica.
Sin embargo, no todas las empresas tienen un planteamiento estratégico para crecer. En ocasiones, nos encontramos con organizaciones que siguen con éxito la inercia de los mercados; otras, sin embargo, ante la falta de recursos o capacidades para innovar o para buscar nuevas formas de aportar valor, optan por externalizar parte del proceso de innovación estratégica.
No existen mejores o peores fórmulas para alcanzar con éxito una estrategia de innovación. Cada empresa, en función de su naturaleza y estructura, debe determinar en qué aspectos o áreas necesita un socio que contribuya a aportar una nueva visión y conocimiento y el momento más adecuado para ello.
La innovación estratégica es cada día más apremiante para las empresas, ya que cada día existe más lo que se llamaría una “convergencia estratégica”, que consiste en generar estrategias que son similares según el tipo de negocio en el cual está inmersa una determinada empresa.
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