Comparta este post
Ante los acontecimientos sobre la pandemia del Coronavirus y las medidas que los gobiernos de los países afectados han tenido que tomar para frenar la expansión y garantizar la seguridad de los ciudadanos, cabe preguntarnos ¿Cuán preparadas están las empresas para utilizar el teletrabajo como un mecanismo alternativo que les permita mantener sus operaciones?
El teletrabajo no es una profesión, es un cambio radical donde la actividad laboral se lleva a cabo fuera de la organización, bajo este enfoque ya no es la persona que va al trabajo, sino es el trabajo que va a la persona.
Si bien es cierto que no todos los roles se pueden llevar a la modalidad de teletrabajo, también es cierto que muchas de las actividades que se ejecutan en las oficinas pueden perfectamente llevarse a casa. La banca, empresas de seguros, consumo masivo, universidades, por solo citar algunos ejemplos, desarrollan una cantidad de actividades que perfectamente pueden hacerse fuera de las oficinas.
El teletrabajo, como todo nuevo proceso cultural, pasa por diferentes fases, entre ellas el de sensibilización y este momento histórico en el que estamos envueltos es una clara invitación para reflexionar sobre el teletrabajo no como una tendencia aplicable a los países desarrollados o, una moda pasajera, sino como un imperativo para garantizar la sostenibilidad de nuestras organizaciones, mantener a las personas siempre activas, sin importar lo que pase con las oficinas físicas.
Los desafíos son muchos, especialmente para quienes ocupan el rol de supervisión. Establecer expectativas de lo que se espera que el colaborador haga, la calidad de los entregables y, plazos es parte de lineamientos que un supervisor debe proporcionarle a sus colaboradores; no obstante a ello el telesupervisor para lograr resultados requiere además de proporcionar los lineamientos, gestionar de una manera muy diferente la forma cómo organiza, distribuye y se comunica con un equipo de trabajo que está disperso en diferentes locaciones físicas, tiene que romper con el paradigma del capataz en donde “si no lo estoy viendo, entonces no está trabajando” y pasar a uno que basado en la confianza, establezca claros indicadores que permitan hacer seguimiento y obtener los resultados esperados en los tiempos pautados.
Bajo este nuevo enfoque de gestión, el telesupervisor debe dominar la comunicación y la orientación al logro como competencias medulares y desarrollar y/o perfeccionar competencias digitales que le faciliten el uso intensivo de las herramientas que proporcionan las TIC.
Odalis Rojas | Directora de Link Gerencial
Te invitamos a conocer más sobre este tema con nuestros programas online de Telesupervisor 2.0 y Teletrabajador 2.0